Tras dos años de experiencia universitaria he llegado a importantes conclusiones que quizá expliquen el motivo por el cual soy un mediocre estudiante. Marcos (S.) posiblemente los calificaría de otra manera, o posiblemente tras leer esto me ofrezca una primera sesión gratuita.
Los cuatro motivos de la falta de concentración para estudiar Funciones Multivaluadas en Variable Compleja:
- Hiperactividad: Contribuye el café y mucho descanso previo. La solución es sencilla: a un esfuerzo físico le sigue un buen esfuerzo mental. Pero soy muy vago para hacer un mínimo de deporte previo, sobre todo por aquello llamado remordimiento de conciencia que suele venir a decir: "Guillermo, ¿has termiando esa práctica? Entonces puedes seguir pedaleando".
- Mujeres: Comeduras de tarro por chicas danzando ante mis ojos. Ciertamente es el menor motivo, aunque a veces suele ser destructor. Así mismo suele ser divertido. Mujeres en cabeza dejan fórmulas en mesa.
- Falta de Sueño: Está claro que el cansancio impide la concentración, no obstante una posible solución que hasta ahora parecer funcionar es usar la pizarra que hay en la pared, me obligo a hablar, mover el cuerpo y pensar de pie. Realmente cruel. Con sueño en los ojos, teoremas en rastrojos.
- Estancamiento con una asignatura: El placer de ver el libro de electromagnetismo volando por la ventana empieza a ser una opción sugerente frente a los potenciales multipolares. Suelo usar una técnica curiosa: me cambio a la asignatura más entretenida. Técnica del esquive-nos-vemos-en-septiembre.
Vagueza
Y en las dos últimas semanas he venido sufriendo la mayor de todas, que no es más que una mezcla de la primera y la tercera: abrazo tiernamente al despertador y le ignoro durante más de dos horas. Hasta que despierto y maldigo una y mil veces sobre el estúpido aparato y su incapacidad de convencerme [con su agradable beep-beep] para levantarme temprano y terminar la práctica de laboratorio.
Con lo fácil que es cuando hay reunión de Smial esperando, quedada con los amigos o cita con una chica.
No obstante he encontrado una posible solución: imaginarme un enorme dedo gordo que me apreta la cabeza (presión de los exámanes a menso de un mes) mientras compincho a toda la familia para que me despierten entre las 8 y las 9 de la madrugada.
Informaré sobre los frutos de esta novedosa técnica, cuyo mejor arma es el hecho de que el primer examen ocurre el 7 de junio, un día antes del tránsito de Venus por Sol. Qué cosas.
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