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viernes, junio 24, 2005

Torpeza Intrínseca

En la oscuridad donde se extiendes las sombras, quince mortales escalones me separan del país de la luz y la felicidad: la nevera a las dos de la madrugada.
Sólo se oye el viento ululando en el alféizar de la ventana, una luz trémula inunda la estancia, haciendo que un inofensivo vaso de agua y la luz que dispersa se asemeje más a un demonio de horribles formas puntiaguas. El corazón late en mis sienes, dos escalones, tres, cuatro. Aferro con fuerza la barandilla de madera e intento concentrarme, cinco, seis, un giro, siete, un giro…
De pronto, ante mi sorpresa, mi pie no toca el frío y duro octavo escalón, una oscura sombra se mueve entre las sombras, una sombra peluda, blanda y caliente. Pero la inercia puede conmigo, soy incapaz de frenar mi cuerpo que en un paroxismo de terror se retuerce y encoge y aferra desesperadamente a la oscuridad, donde nada, salvo un frío silencio quebrado ahora por un desgarrador grito de la negra criatura puede frenar mi caída. Con un sonoro “¡Aaaagh! Maldito Gatooooooooo” caigo por sobre los restantes escalones, golpeando mis costillas con todos los oscuros vértices de la escalera.

Soy torpe.

Es una torpeza intrínseca, típica de objetos con alto movimiento browniano como yo. Se puede comprobar mi torpeza en múltiples facetas de la vida física de interactuación con la materia. Mucha gente está tan convencida de mi torpeza que, erróneamente, confunden mi torpeza con la torpeza enana, como si eso fuese algo inherente. Hay que ganárselo.

Pongamos algunos ejemplos.

Caso clásico

En un sistema en reposo, donde no hay ningún tipo de aceleración centrípeta, no se producen los efectos de Match, ya sabéis, como cuando hacéis girar un cubo lleno de agua y el líquido se pega a las paredes y se hace un vórtice cada vez más profundo según aumentáis la velocidad de giro, algo parecido pasa cuando se mueve el café con la cucharilla. Pues bien, sean dos ponentes de una conferencia de física preparando sesudamente su exposición. Deciden, para aguantar el duro trabajo, proveerse de energía química: leche y galletas. Sea un brick de leche ortoédrico, con una abertura pequeña en la cara superior. Las paredes del recipiente son flexibles, de modo que es posible hacer una compresión isoterma.
Se produce entonces una situación inesperada: al contrario de lo que suele ocurrir, i.e.se vierte leche sobre los vasos a através de la abertura y se acabó, el ponente 2 decide comprobar los efectos de la hidrostática para un brick de leche con sólo una abertura: comprimiendo las paredes laterales se reduce el volumen interno y el líquido se desplaza a través de la abertura, inundando el escritorio, y parte de los apuntes, de leche. Como el ponente tieme espíritu científico comprueba que ocurre lo mismo para una situación similar: en efecto, ocurre, la leche se extiende de nuevo y gotea por doquier.

Caso relativista

Sean dos sistemas, C y G que se mueven uno respecto de otro. El primer sistema inercial C se mueve con velocidad doble que el primero, visto desde un tercer sistema en reposo M, digamos, una mesa de la facultad. El primer sistema en reposo tiene un pantalón muy ajustado, un trasero estupendo con un movimiento oscilatorio armónico simple de lo más preciso y un pelo interesante. En el segundo sistema G, tras unos segundos de estudio, se observa que este movimiento periódico se ve amortiguado, debido a que el sistema C se está alejando y en los extremos del movimiento, que es cuando se emite una señal, se ve un pequeño retardo. Es decir, el sistema C está acelerando respecto de G, que ha quedado anonadado tras la visión. Se decide entones que el sistema G gane de nuevo velocidad e incluso supere al sistema C. Esto es visto desde el sistema en reposo M como algo arriesgado y potencialmente torpe ya que en su propio sistema hay una puerta de cristal de un módulo abierta, que es perpendicular a la dirección del sistema G.

Claro que el sistema G está tan obstuso con su intento de ganar velocidad y a la vez no perder detalle del movimiento armónico que no percibe la luz reflejada desde al puerta de cristal. Quizá porque incida justo en ángulo de Brewster y como estamos tratando un problema de dos dimensiones, no hay componente perpendicular que valga.

Desde el sistema M es todo evidente: G no podrá alcanzar a C antes de chocar con la puerta de cristal.

Desafortunadamente para M, G es capaz de frenar, de manera bastante penosa (porque no cumple su objetivo de ver la cara de C) evitando un choque totalmente inelástico contra la puerta. ¿Qué ve el sistema C? Lo evidente: que de pronto su persecutor ha desaparecido, probablemente porque no se ha fijado en la puerta de cristal, que sí era observada desde C, y ha chocado con ella.

Caso atómico

Sea un estudiante encerrado miserablemente en un pozo de potencial de exámenes unidimensional sin energía suficiente para superar la barrera. Por efecto túnel sabemos que este encerramiento no es perfecto, y que aunque estamos estudiando, no sabemos con certeza si lo estamos haciendo en este momento. Así que es probable que el estudiante haya escapado de la barrera temporalmente para tomarse un helado y luego volver al triste pozo. Una vez ha escapado y a la luz del sol, se da cuenta de que no ve un carajo con sus gafas tristemente sucias debido a la cantidad de fotones lacrimales que ha emitido al pasar en vano de uno a otro nivel para ver si puede escapar de la barrera de exámenes. Y entonces decide usar la camiseta de estructura limpia y fina para aprovechar algo de energía y dar brillo a sus gafas angulares.

Todos los puntos analíticos de la camiseta son estupendos para cumplir este objetivo, salvo uno, que es una singularidad esencial, donde hay una partícula mosquitil aposentada, que haría aniquilar el proceso de limpiado produciendo enormes cantidades de fotones lacrimales y muones asco en el hipotético caso de llegar al cristal.

Es evidente que el estudiante no va a aplicar la función limpiado en ese punto, teniendo otros tantos infinitos donde la cosa puede ir bien. Pero recordemos que estamos en régimen de torpeza potencial, por tanto, el punto singular de la camiseta es también un atractor asintóticamente estable, así pues el estudiante decide coger ese punto y limpiar sus gafas angulares, como consecuencia se produce un esparcimiento mosquitil bastante guarro por toda la superficie de cristal angular.

La conclusión es que mi torpeza es muy evidente: si hay una situación en la que está claro qué cosa hay que evitar o qué torpeza típica se podría dar pero no llega a darse por ser tan evidente, allí estoy yo para evitarlo con situaciones más parecidas a cómics sin palabras que a la vida cotidiana.

2 comentarios:

Guillermo Domínguez Cañizares dijo...

Como es evidente, la torpeza ha salido a la luz estropeando el template del blog. Por supuesto yo no he tocado nada sobre eso, ha sido él solito quien ha decidido poner el margen como le da la gana.
Disculpen las incomodidades ópticas.

PD: Dos posts en un sólo día, estoy impresionado.

Javier Vyento dijo...

XDD de lo mejorcito que has hecho, elegancia suprema en tus analogías científicas :)