Uno
de los retos de un escritor de Ciencia Ficción "dura" es dotar a su
obra de un transfondo científico sin el cual no se sostenga la novela.
No existen muchas y casi todas se permien ciertas licencias sin las que
no llegaría la aventura más allá de la nube de Oort y con pocos
protagonistas (no podemos mandar nuestras naves muy lejos y encima la
sacrificada tripulación tiene que ser escasa).
Cuando aprendí programación avanzada en la Facultad, usando el viejo pero potentísimo lenguaje científico ForTran,
se me ocurrió que con el tiempo podría ir haciendo un simulador de un
sistema solar: que calcule un número de planetas, establezca por azar
sus masas y del resto se encargaría Newton. Para aquéllos que
desconfien de Newton (porque han oído hablar que Einstein le corrigió,
que sepan que con las ecuaciones de Newton el Hombre llegó a la Luna, no
hacían falta usar las correcciones relativistas).
Nunca
hice tal programa (pero sigue en mi lista de tareas pendientes) pero
descubrí que gente mucho más esforzada e inteligente sí lo ha hecho.
Mi sistema solar "Ítaca", generado con WinStarGen
Derramé dulces lágrimas cuando lo ví, jugué con él, aprendí con él.
Antes
una motivación a esta historia: poco a poco en la última década llegan
noticias a nuestros periódicos de que los astrófísicos encuentran
planetas en estrellas lejanas y cercanas. Alucinante. Muchos de esos
planetas son gigantes gaseosos como Júpiter o Saturno. Detectar planetas
pequeños como la Tierra es complicado. Pero la estadística (ecuación de Drake de la Vida Extraterrrestre) nos dice que tiene que haber un planeta como el nuestro en alguna maldita parte.
Lo primero es entender porqué la Tierra es tan especial: la Tierra se encuentra dentro de un margen estrechito llamado "Zona Habitable":
ni tan cerca como Mercurio o Venus que nos abrasaríamos ni tan lejos
como Marte o Júpiter que nos helaríamos. La Tierra además tiene
capacidad para mantener su atmósfera (Venus también, pero tiene ácidos y
tormentas terribles) pero Mercurio y Marte la perdieron por ser
chiquititos. Si fuésemos un gigante de gas no habría manera de salir de
un estado similar medusas flotantes (tiene que haber novelas sobre
esto). Pues resulta que si la estrella es mediana (como el Sol) hay
mayores probabilidades de que haya planetas terráqueos habitables.
Y
esto lo calcula el StarGen. Calcula también la gravedad de estos
planetitas, la composición de su atmósfera, la excentricidad de la
órbita, si sus órbitas están ancladas por rozamiento gravitatorio, etc. En pocas simulaciones uno aprende dos cosas:
- Es muy poco probable que haya un planeta similar a la Tierra (pero no imposible).
- Los planetas terrestres ocurren cuando la masa de la estrella es similar a la masa de nuestro Sol (mediano).
Así
que tras un rato simulando un futuro escritor de ciencia ficción que
quiera esforzarse en dar credibilidad a su sistema solar puede utilizar
esta herramienta y disfrutar y hacer disfrutar a los demás con el
dominio de las leyes de la Física.
¡A disfrutarlo!
Bibliografía extra:
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1 comentario:
Hugo me menciona este tema, muy serio, en Calar Alto:
https://carmenes.caha.es/
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